El festejo del Domingo de Pascua es diferente en el campamento instalado frente a la estación del INM donde resultaron 40 migrantes muertos.
Aquí no hay celebración religiosa, carnes asadas ni fiesta.
Las penitencias y la Pasión de la Cuaresma y la Semana Santa parecen acompañar todavía a los presentes, ya que las carencias los castigan en su carne, mientras esperan una oportunidad para cruzar a Estados Unidos con el fin de pedir asilo político.
Esta mañana en lugar de prepararse para un convivio o comida, hurgan en sus mochilas o bolsas para ver qué comerán hoy.
Witneys Martínez, una venezolana de 26 años, saca de su tienda de campaña un pan blanco partido por la mitad, ddel que se asoma un trozo de salchichón.
Es el “banquete” que tiene para ella, sus hijos de 1 y 5 años, así como para su hermano de unos 11 años, además de su madre.
Explica que si estuviera en Colombia, donde vivió en los últimos cuatro años tras huir de Venezuela, estaría preparando este domingo un pescado en filete o tal vez una ensalada de atún o un caldo.
Tal vez estaría desayunando arepas, es decir, una especie de pan de harina de trigo, el cual se rellena de jamón con queso, carne o incluso frijoles con queso.
Cualquiera de eso sería preparado con esmero y amor, sin embargo, ahora que se encuentra en este campamento cualquier cosa que pueda conseguir le salvará el día.
Tampoco se queja, porque está consciente de que esto es sólo una experiencia y que más adelante estará en Estados Unidos, con una situación más estable.
“No nos podemos dar gusto, quisiera decir que vamos a comer pescado este Domingo de Pascua, pero es mentira, pues”, menciona.
Agrega que ella y su familia van a lograr su objetivo, a pesar de las adversidades por las que atraviesan en este momento.
“Tengo mucha fe que todo va a salir bien”, subraya mientras juguetea con su hijo de un año de edad que se mueve inquieto.
Jesús Rangel, de 35 años, otro venezolano que está en el campamento migrante, refiere que él su familia están felices, primero porque es el domingo en que “resucita papá diosito”.
Por otra parte está triste debido a la situación de carencia en que se encuentran, al batallar hasta para conseguir los alimentos básicos.
Explica que lo tradicional en Venezuela en una fecha como esta, es comer carne de
Chigüire, un animal que vive en la sabana.
También se acostumbran los bollitos aliñados, un alimento a base de masa de maíz, agua, un chorrito de aceite y sal.
De igual forma se estila consumir pescado salado o dulce de papaya, el cual sólo queda en el imaginario en este momento, porque en su mochila apenas encontró una lata de atún, que servirá para calmar el hambre este Domingo de Pascua.