Fotografía: José Zamora
Jesús Gómez Montes sabe lo que es de repente no tener a nadie y crecer solo, por eso cuando vio que un bebé hondureño de dos años fue dejado en el río Bravo, por una mujer desconocida, para que alguien lo entregara a la Patrulla Fronteriza, se conectó emocionalmente con la historia.
Por Teófilo Alvarado |
Jesús Gómez Montes sabe lo que es de repente no tener a nadie y crecer solo, por eso cuando vio que un bebé hondureño de dos años fue dejado en el río Bravo, por una mujer desconocida, para que alguien lo entregara a la Patrulla Fronteriza, se conectó emocionalmente con la historia.
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