Para el actor internacional Daniel Giménez Cacho, protagonizar Bardo fue uno de los mayores retos de su trayectoria en cine, pero también uno de los más satisfactorios.
Trabajar con el director Alejandro González Iñárritu y saber que “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades”, representaba para el laureado director mexicano algo tan importante y personal, fue una de las mayores satisfacciones para el histrión que lo mismo brilla en Europa, en Estados Unidos y en Latinoamérica.
El sueño de un Oscar no es algo que tiene Giménez Cacho cuando trabaja ni por su elogiada participación en ese filme, pero el premio sería muy bien recibido para que la obra avance y trascienda aún más.
El reto lo representó el ejercicio intenso de improvisación que exigió el filme, que, aunque está basado en un guion, permitió que la capacidad interpretativa de los actores potenciara la sustancia poética de la obra.
“Un director como Alejandro, con esa trayectoria y luego una película para él tan personal; luego una manera de trabajar que yo nunca había puesto en práctica que fue no construir un personaje, nosotros no diseñamos un personaje y cada día era permitir que sucediera lo que tenía qué suceder», dijo bajo el picante sol invernal chihuahuense.
Cada día era invocar, concentrar, estar presente y permitir que surgiera la magia.
“Fue un gran reto como actor, fue una gran oportunidad porque me dio el chance de trabajar de otra manera y encontré muchas cosas; para mí fue un crecimiento en el oficio”, recalcó.