“No dejamos de estar rotos, con un vacío grande en el pecho, con un sentimiento de fracaso”, dice Élida Vidalia, de 17 años
Las palabras de Élida Vidalia Coc Xocox, una migrante de 17 años originaria de Guatemala, cimbraron a los presentes en la ceremonia para mostrar las mejoras que se hicieron al albergue Nohemí Álvarez Quillay, nombre de otra menor en condición de movilidad que se suicidó en el albergue “La Esperanza” de Ciudad Juárez, el 11 de marzo de 2014.
“Fue muy difícil para llegar hasta aquí, pero lo más difícil es saber que regresaremos a casa con las manos vacías, con las ilusiones rotas y con mucha desesperanza”, sentenció desde el podio, con voz firme y convicción en las palabras que pronunció.
Añadió que al igual que ella, todos los que estaban refugiados en ese lugar buscaban llegar a Estados Unidos, algunos porque quieren estar con sus familias y otros porque quieren ganar dinero para mandar a sus casas.
“Tal vez les parezca muy duras mis palabras, pero es la verdad de los migrantes, nosotros no salimos de nuestras casas por capricho, atrás hay muchas adversidades, tan fuertes que nos hacen viajar incluso estando solos”, expuso.
Los casi 150 asistentes al lugar, enclavado en la colonia Chaveña, muy cerca del Centro Histórico de Ciudad Juárez, pusieron toda su atención en lo que decía Elida, quien pudo firmeza en su voz para que cada palabra articulada fuera clara.
No todo fue dureza en su exposición, también les dio valor a las atenciones recibidas.
“Quiero agradecer a todas las personas que nos han brindado su ayuda para estar en este albergue, aquí recibimos buenos tratos, comida y ropa y nos dan cursos para aprender un poco de computación, y nos ayudan a pasar el tiempo para que los días sean menos largos para nosotros”, afirmó.
Añadió que en el refugio son amables con los migrantes, que los escuchan y tratan de darles consuelo, además los ayudan todos los días a mejorar su estado de ánimo.
La adolescente indicó que son muchos por los que pasan por ese lugar, al que calificó como bonito, acogedor y agradable a la vista, donde no pasan frío ni hambre y tampoco tiene miedo.
Pero, ella misma está consciente, regresarán muy pronto a casa y se llevarán un buen recuerdo, pese a todas las adversidades.
“Estoy segura que aquí estamos mejor y nos protegen de los peligros y nos dan lo que necesitamos, pero no dejamos de estar rotos, con un vacío grande en el pecho, con un sentimiento de fracaso”, expresó.
El acto fue parte de la agenda que desarrolló aquí la gobernadora, María Eugenia Campos Galván, con el tema de migración.
Además de la remodelación del albergue Nohemí Álvarez Quillay, también se habilitaron otras instalaciones para refugiar a niños y adolescentes en condición de movilidad que, llevarán el nombre de Casa del Menor Migrante, ubicado en la calle 20 de Noviembre del Partido Romero.
Cada uno de esos lugares cuenta con capacidad para atender a 120 personas y los trabajos que se realizaron tuvieron un costo de 23 millones 800 mil pesos, aportados por el Sistema Nacional DIF y el Gobierno estatal.
En ambos espacios, indicó Campos Galván, se proporciona asistencia social para menores migrantes no acompañados que requieren servicios para su protección, cobijo, alimentación, asistencia psicológica y actividades lúdicas mientras esperan que se resuelva su situación migratoria.
Desde abril de 2022, aquí se han atendido a alrededor de 3 mil menores extranjeros o repatriados de Honduras, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, El Salvador, Ecuador, Brasil, Cuba, Haití y mexicanos.
Declaró que Chihuahua es parte de uno de los mayores corredores migratorios del mundo, que va de Centroamérica a Estados Unidos, por lo que el paso de personas en condición de movilidad es parte de la realidad cotidiana.
“No podemos ser omisos ante esta realidad, y aunque sea temporalmente durante su estancia en nuestro estado, debemos ser ese cobijo y una familia para ellos”, declaró.
