Una ministra plagia una tesis en su juventud y no hallan qué hacer, ni la UNAM ni la SEP
El 22 de noviembre de 1963 fue asesinado en Dallas, Texas, el presidente más joven en la historia de los Estados Unidos, también era el primer mandatario católico y no solo eso. Importa mucho que en tiempos de la era moderna el tipo era un hombre atractivo, igual la gente me estará criticando por acentuar este detalle, sin embargo, no era para menos, eso le valió tener millones de simpatizantes no solo dentro del territorio de los Estados Unidos, sino también alrededor del mundo. Tal vez no se crea que el estar guapo atraiga mayor número de votantes, pero la prueba en tiempos modernos recae en un personaje como Enrique peña Nieto, quien recibió más votos femeninos que masculinos.
Además, también es parte de la psicología social: una mujer con sobrepeso se detiene para abrir el cofre a su automóvil y los caminantes no le preguntan absolutamente nada, por el contrario, pasan de largo. En el mismo lugar y con el mismo automóvil, una mujer tipo modelo de Calvin Klein realiza el mismo movimiento y varios viandantes se detienen a ofrecerle ayuda.
El presidente Kennedy, sin temor a equivocarme, ha sido el más popular, tanto así que ha quedado en la iconografía de la cultura popular, además de su paso por la presidencia, todo parece indicar que tuvo un tórrido romance con la actriz más icónica que ha dado el mundo hollywoodense: Marilyn Monroe.
Dentro de los tinos que tuvo el mandatario John Fitzgerald Kennedy fue el ataque comprometido a disminuir la fuerza que los mafiosos habían estructurado en administraciones anteriores, pero en el ámbito internacional, no menos importante fueron las negociaciones con el Gobierno ruso para no desatar una tercera guerra mundial.
El día que fue asesinado detuvieron a Lee Harvey Oswald, de 24 años, que trabajaba en el Texas School Book Depository, de donde supuestamente salió el fuego asesino. Sumado a ello, el detenido había permanecido algún tiempo en Rusia por lo que se creía que era parte de un complot (Se dice: complot y no compló, como lo pronunciarían Bad Bunny o AMLO). La madre de Lee, pugnó incansablemente por hacerle entender a la prensa sobre sus sospechas de que su hijo no trabajó como espía y que lo que había pasado había sido un plan para culparlo de la muerte del presidente, pero la madre no fue escuchada. En la única entrevista que Lee da a los medios se ve a un hombre que pide un abogado, pues no sabía cómo o porqué se le había implicado en el asesinato, pero si trabajaba en aquel edificio, era lo único certero.
Las versiones sobre la muerte del mandatario comenzaron fluir, podría haber sido la mafia de Jimmy Hoffa, la mafia cubana, su congéneres demócratas o republicanos a quienes no les gustaba mucho su apertura a la cultura de la raza negra. Para ello se armó la comisión Warren, quien a su cargo tenía el deber de esclarecer el móvil del asesinato. Esta comisión estaba orquestada por puras cacasgrandes, como el mismo Earl Warren, titular de la Corte Suprema de los Estados Unidos; dos congresistas, uno republicano y el otro demócrata; un prestigiado banquero y el exdirector de la CIA. La comisión determinó que Lee Harvey Oswald fue un asesino solitario.
Oráculo de Delfos
En un evento histórico se escoge a la gente más honrosa y confiable para emitir un juicio y salen con su batea de babas. Solo imagínese en países región 4: una ministra plagia una tesis en su juventud –no, no fue un asesinato, es una pinchurrienta tesis– y no hallan qué hacer, ni la UNAM ni la SEP. Por lo pronto, la ministra pirata dice que no tiene de qué avergonzarse, AMLO respalda a la ministra Esquivel y el que escribe también. Vergüenza es durar 14 años en una licenciatura, ¡eso si está cabrón!
Robert Kennedy fue asesinado en L.A. en el hotel Ambassador. Un joven hispano de 17 años lo saludó y segundos después se escucharon las ráfagas. Era Juan Romero, quien trabajaba como botones.
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