El feminicidio es la cúspide de todas las discriminaciones y violencias hacia la mujer, señala la activista Lydia Cordero
La discriminación hacia las mujeres se da en casi en cada espacio de interacción social, ya sea en entornos públicos, privados o en sus hogares.
Lydia Cordero, directora de la asociación civil, Casa Amiga Esther Chávez Cano, mencionó en entrevista que el feminicidio es la cúspide de todas las discriminaciones y violencias hacia la mujer, el punto máximo y más grave, producto de una serie de factores socioculturales muy arraigados en nuestro país.
“El hecho de ser mujer y nacer en una sociedad en la que históricamente se ha dado una desvalorización, te hace susceptible a la discriminación en todos los espacios.
Por ejemplo, se piensa que una mujer se desarrolla en ámbitos laborales no puede aspirar a un puesto mayor porque a lo mejor se va a embarazar, o tiene que cuidar hijos y no siempre va a estar disponible, ese ya es un problema de discriminación”.
Asunto cultural
Lydia explicó que la discriminación hacia la mujer es una cuestión cultural que hemos acumulado por generaciones y que nos cuesta trabajo soltar, porque tiene que ver con una estructura y un orden de cómo debemos relacionarnos. Mencionó que este orden está arraigado a nuestro inconsciente colectivo social.
“Este aprendizaje generacional nos habla más del patriarcado, que es una estructura social que ha funcionado por muchas generaciones y que habla de un poder y una superioridad de los hombres sobre las mujeres y propicia a que puedan sentirse dueños de ellas”.
Lydia relató que desde pequeños los niños comienzan a ser condicionados para adoptar los roles que propician la discriminación hacia las mujeres, y como ejemplo, habló de las jugueterías. Explicó que al entrar a una de estas, en el área de las niñas destacarían los juguetes que fomentan los roles de madres, de cuidadoras, de afecto, e incluso el cuidado del hogar.
En el caso de los niños, predominarían los juguetes que invitan a la competencia, a ser asertivos, líderes y determinados. Lydia mencionó que desde esos momentos en la infancia, reforzamos esas diferencias entre lo masculino y lo femenino, que suele tomarse como símbolo de debilidad e inferioridad.
La directora de Casa Amiga relató que cuando los niños crecen en este entorno donde el machismo es una constante, se involucran en relaciones en las que consideran que ellos son los dueños, lo que detona la violencia dentro de esa relación. Indicar a su pareja cómo debe vestirse o arreglarse, incluso con quién y con quién no socializar, son ejemplos de ello.
Tipos de discriminación
Lydia Cordero explicó que la discriminación que padece una mujer profesionista, sin problemas económicos, nunca será igual a la que sufre una mujer migrante, una mujer indígena, una trabajadora social, una mujer con problemas de adicciones o con alguna discapacidad. “Ellas corren el riesgo de sufrir otros tipos de violencia además de la discriminación”, agregó.
“Que una mujer busque romper moldes de género establecidos también la vuelve blanco de discriminación y blanco de violencia, porque es la búsqueda para volver a meterla en el cuadro de lo que tiene que ser. El feminicidio es la cúspide de todas las discriminaciones y violencias contra las mujeres”, explicó.
En la víspera de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, Lydia Cordero mencionó que las constantes descalificaciones hacia las distintas manifestaciones por parte de colectivos feministas son algo típico de la ocasión, pero ella sabe que es parte de la tarea de luchar contra la corriente de lo ya establecido.
“El patriarcado también se resiste a perder esos esquemas sociales ya estructurados, pero el movimiento feminista lo único que busca son todos los derechos para todas las mujeres, y no tiene que ver con quitarle derechos a los hombres. Se trata de buscar sociedades más sanas, más justas, en las que también los hombres se involucren con nuevas masculinidades”, señaló Lydia.