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Quietud de la Conagua pone en riesgo el acuífero local

Son pasadas las 7:00 de la mañana en la casa de la señora Edith, habitante de la etapa VII de la zona habitacional de Riberas del Bravo.

Como cada día entre semana, ella tiene que prepararse desde muy temprano para estar puntual en su trabajo al que debe llegar a las 9:00 de la mañana. Esta vez, sin embargo, se le hizo un poco tarde, por efecto de los desajustes que suelen ocasionar las celebraciones propias del fin de año.

Acostumbrada a estar en pie desde las 5:00 de la mañana para bañarse y alistarse antes de que los problemas de la presión del agua le arruinen sus preparativos, solo espera que el tiempo dedicado a la ducha le alcance antes de que el agua deje de fluir de manera normal por la regadera.

Demasiado tarde. La presión en la red a esa hora ya es insuficiente para cumplir su objetivo, pues de la regadera emanan grotescos sonidos que anteceden al angosto hilo de agua que segundos después deja de fluir, de modo que se ve obligada a seguir el plan “B”.

Resignada, toma una cubeta y abandona momentáneamente la comodidad del hogar para enfrentarse al frío matinal del patio, sacar agua caliente directo del bóiler y regresar tiritando con su valiosa carga líquida para poder ducharse, como coloquialmente se dice, “a jicarazos”.

“Pero eso sí, el recibo del agua siempre llega puntualito mientras uno tiene que arreglárselas para lidiar con la falta de agua en la llave. Para qué le platico cuando se trata del agua del sanitario”, reclama airada.

Este es un problema que particularmente se vuelve más cotidiano en el verano para los pobladores de esta zona habitacional, que no deja de estar presente, aunque con menor intensidad, durante la temporada invernal.


Alguien se “chupa” el  agua

Mientras tanto, a unas cuadras de su casa, en el ahora cerrado al público “Centro Recreativo Valle Verde”, ubicado en la calle Antonio García también conocida como Valle del Dubra, ha comenzado la actividad de extracción de agua y de ilegal llenado de la primera pipa del día, de un pozo que solo cuenta con permiso para uso agrícola.

Centro recreativo Valle Verde, ubicado en la calle Antonio García. Foto: Google Maps
Foto: Christian Torres

Pero a nadie parece importarle, a excepción de aquellos que sufren una constante baja de presión del agua en sus viviendas, fenómeno que la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) acredita a la indiscriminada explotación de pozos de riego diseminados por esa antigua zona ejidal.

De acuerdo a la JMAS, este y muchos otros pozos de riego del distrito 09 correspondiente al Valle de Juárez, que cuentan con permiso federal para la extracción de agua con fines de uso agrícola, es decir, para la siembra, son actualmente usados en el llenado de pipas para la venta de agua potable para fines ajenos al consumo humano.


Actividad clandestina y de alto riesgo

Esta actividad es calificada de ilegal, clandestina e indiscriminada por la dependencia.

El agua extraída de este modo se destina a los sectores de la construcción, industrial, comercial, hotelero, y de servicios de lavado, entre otros.

Y en algunos casos, para ser trasladada a modo de “liebrita” a zonas carentes del servicio de agua potable, donde se sospecha que es vendida para el consumo humano, según señala Manuel Herrera, director de Ingeniería y Proyectos de la JMAS.

“Desconocemos si en el camino hacen el proceso de cloración o no la cloran y llega así como la sacan del pozo; y esto es un grave riesgo para las personas que de alguna forma van a utilizar esta agua. Hay personas que traen camiones con franja verde (alguien) que posiblemente fue a llevar agua tratada a una obra, y se echa su liebrita, como se dice comúnmente, y va y lleva agua a los kilómetros el fin de semana o el domingo”, expresa.

Una pipa utilizada para el transporte de agua recorre las calles de Ciudad Juárez. Foto: Norte Digital

Otro aspecto calificado de “irregular” por la JMAS, es la existencia de espacios recreativos que cuentan con albercas alimentadas con el agua procedente de estos pozos, cuando según los ordenamientos legales vigentes en materia de agua, el organismo autorizado para este fin es la propia JMAS.

Esto además de la extracción, traslado y venta de agua potable para consumos humano, o tratada destinada al sector de la construcción, industrial, productivo y comercial en la ciudad.

En tanto que el organismo encargado de la supervisión, vigilancia y, en su defecto, sanciones correspondientes al mal uso de las concesiones referentes a los pozos de uso agrícola, es la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a través de la delegación local y mediante inspecciones recurrentes.

Sin embargo, en el caso de los pozos de riego de antiguas tierras ejidales del Valle de Juárez que han sido absorbidas por la mancha urbana, y que son actualmente utilizados para albercas y la venta de agua a través de pipas, esta labor es extrañamente ignorada por este organismo.


La ausencia de Conagua

Cabe señalar que la Conagua es una dependencia federal desconcentrada de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Hidráulicos (Semarnat), que se encarga de hacer valer los lineamientos establecidos en el Programa Nacional Hídrico 2020-2024.

Este, es un programa especial derivado del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, que contempla cinco objetivos prioritarios enfocados a la correcta administración y preservación de las fuentes de agua del país.

Oficinas de la Comisión Nacional del Agua en Ciudad Juárez. Foto: Google Maps

Entre estos objetivos se encuentran claramente definidas acciones para combatir el uso ineficiente del agua, calificando de fundamental que su extracción para los diferentes usos se realice con criterios de sostenibilidad en cuencas y acuíferos, y que los usuarios la utilicen de manera eficiente en todos los sectores.

Asimismo, tiene el objetivo de reducir la vulnerabilidad de la población ante inundaciones y sequías, además de enfocar esfuerzos para reglamentar las cuencas, reducir la sobreexplotación y establecer acciones de vigilancia y control en acuíferos y cuencas sobreexplotadas, o en áreas de atención prioritaria por sus condiciones de contaminación.


El abatimiento

Cada acuífero es ubicado por la Conagua en una de las cuatro zonas de disponibilidad que van desde la disponibilidad negativa o en situación de abatimiento, con rango menor o igual a -0.1, hasta la mayor a 0.8, en situación de recarga adecuada.

En esta clasificación, el acuífero Valle de Juárez, definido con la clave 0833 en el Sistema de Información Geográfica para el Manejo del Agua Subterránea (SIGMAS) de la Conagua, es ubicado en la zona de disponibilidad 1, con rango menor o igual a -0.1, es decir, con mayor nivel de extracción que de recarga y, en consecuencia, en riesgo de abatimiento.

Bajo este criterio, los acuíferos correspondientes al Bolsón del Hueco al que pertenece el acuífero Valle de Juárez “Región Hidrológico-Administrativa Río Bravo”, están clasificados como “sobreexplotados” y, en consecuencia, objetos de atención especial para garantizar su subsistencia.

Una atención que, sin embargo, en el terreno correspondiente a los pozos de riego del Valle de Juárez es inexistente o de muy bajo perfil.

En todo caso, la Conagua está ausente en lo que se refiere a vigilar eficientemente que el uso de los pozos corresponda a lo autorizado, que los volúmenes de agua extraída de los mismos no excedan el límite establecido, y/o proceder para cancelar o llevar a cabo el cambio de giro de aquellos pozos de riego que ya no están en uso, o que siguen en funcionamiento pero que han sido absorbidos por el crecimiento de la mancha urbana.

Según el acuerdo por el que se da a conocer el resultado de los estudios técnicos de aguas nacionales subterráneas del Acuífero Valle de Juárez, clave 0833, en el Estado de Chihuahua, Región Hidrológico-Administrativa Río Bravo, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 19 de agosto de 2015, en esta zona existen 640 captaciones de agua subterránea, de los cuales, todos son pozos.


De parcelas a albercas

Según este documento del cual no existe registro público de actualizaciones posteriores, solo 330 pozos están activos, de los cuales 198 son destinados al uso público-urbano, 114 para uso agrícola, 17 para uso doméstico y pecuario, y sólamente un pozo para uso recreativo.

No obstante, en la antigua zona del Valle de Juárez que ya forma parte del fundo legal de la ciudad, funcionan diversos centros recreativos que cuentan con albercas llenadas con agua proveniente de pozos de uso agrícola, lo que en sí ya representa una transgresión al uso autorizado de los mismos.

Por si fuera poco, balnearios que se ubican en esa zona del oriente de Ciudad Juárez como “Los Olivos”, “La Conchita”, o el “Centro Recreativo Valle Verde”, por citar algunos, cuentan con improvisadas garzas de extracción de agua de esa clase de pozos, mediante las cuales se surten a toda hora pipas, que luego trasladan esa agua para su venta en la ciudad.

Igual actividad de extracción se da en diversos puntos de Samalayuca que también cuentan con pozos de extracción cuyo permiso es exclusivo para el sector agrícola.

Documentada por este medio a través de fotografías y videos, esta actividad es calificada de ilegal pero extrañamente tolerada por la Conagua, según expone la JMAS de Ciudad Juárez, calificándolo como un factor que contribuirá, con un mayor ritmo, al abatimiento del manto freático subterráneo que dota de agua a los juarenses.

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