Por Enrique Lomas |
En 1950 surgió la Carrera Panamericana, una de las competencias de resistencia más exigentes de la historia que probó los mejores coches y los conductores más experimentados y atrevidos de la época.
Umberto Maglioli, en su Ferrari 375 Plus, estaba a la cabeza en la cuarta y última etapa de la carrera, pero poco antes de terminar la cuarta etapa, su auto comenzó a fallar.
Su Ferrari 375 Plus tenía una fuga de aceite a través de un agujero en el ‘carter’.
En la quinta etapa de la competencia y cuando el vehículo estaba prácticamente a punto de dejar de trabajar, Maglioli hizo una parada en medio de la carretera cuando vio un pequeño taller llamado “El Milagro”.
Fue recibido por Renato Martínez, quien era el dueño y único mecánico del taller.
Renato le confirmó a Maglioli que en efecto se trataba de una fuga de aceite en el ‘carter’ y que tenía una solución “creativa” para repararlo en poco tiempo. Al menos para poder terminar su viaje.
El modesto mecánico cogió un cubo y una gran barra de jabón. También tomó tres pequeñas botellas de Coca-Cola y se las dio a Maglioli diciendo: “Mientras bebes estas Coca-Colas, yo repararé tu auto”.
Un Incrédulo Maglioli solo podía sentarse, beber los refrescos y esperar un milagro.
Mientras tanto, Renato Martínez desmontó el Ferrari y usando la barra de jabón comenzó a frotar gradualmente el ‘carter’, aún caliente, con él.
Por fricción, el jabón se derritió y creó una pasta que selló el agujero de fuga.
El jabón cortó el aceite y se adhirió al metal del cárter y cuando se solidificó, se volvió duro como una roca.
Asombrado, Maglioli agradeció a Renato y sacó del Ferrari una pequeña cámara Roliflex que usó para tomar una foto de ese milagroso momento.
El taller “El Milagro” y Renato, junto al Ferrari 375 Plus en reparación, quedaron inmortalizados por la fotografía en blanco y negro.
Umberto Maglioli en su Ferrari 375 Plus, terminó la quinta etapa de la carrera en primer lugar y cambió la historia de Ferrari para siempre.
Un tiempo después, Renato recibió por correo la fotografía, la cual venía acompañada de una carta que decía: “Renato, ‘El Milagro’ mexicano que ayudó a Ferrari”. Esta misiva estaba firmada por Enzo Ferrari.
