Una receta que no ha cambiado y que lleva más de medio siglo intacta en la familia de la señora Margarita Sáenz, quien desde hace 35 años es la matriarca de la dinastía panadera Rosa de Oro y Espiga de Oro, iniciada por su padre, Manuel Sáenz en 1949, es el deleite de miles de juarenses que mantienen viva la tradición
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