Por Enrique Lomas |
El desierto nos heredó una planta milagrosa, mística e inmortal: el sereque, de donde proviene la afamada bebida llamada sotol, que alegra el cuerpo y purifica el alma.
El sereque se yergue solitario en el desierto chihuahuense y es cortado para obtener su cabeza o piña, de la que se extrae el sotol, que es trabajado por las familias de productores que han logrado la denominación de origen de esta bebida milenaria que ha sido venerada por pueblos rarámuris, apaches, tobosos y anasazis.
Esta resiliente planta llamada por los científicos Desylirion, no es un agave, como otros aguardientes, más bien pertenece a la familia de los ajos y las cebollas, pero si sabor se acerca a la exquisitez de la leña verde.
Esta resiliente planta se renueva cada 5 años después de ser cuidadosamente cosechada por los «tumbadores» y luego se someten a un elaborado proceso de destilado.
Norma Leticia Mendoza Castillo colabora con su hermano Concepción para sacar adelante la tradicional empresa Sotol Coyamito, que elabora y expende el producto desde 1970.
En Aldama se puede encontrar esta destiladora que elabora sotol tradicional, reposado, con hojas de oro y plata, de tres destilaciones, entre otros.
Pero también se encuentra el sotol al que se le agregan membrillo, guayaba, nuez y café.
Hay otros sotoles a los que se le agrega víbora, para regular la presión arterial; el de romero, que ayuda a la memoria; el de chuchupaste, que ayuda a los dolores musculares; el de chapulín, que baja el colesterol y ayuda a la buena digestión, y el de damiana, que es un excelente afrodisíaco natural.
También se elaboran con sotol dulces y chocolates después de un elaborado y artesanal proceso de cocción.
Tradición y sabor, es lo que le espera a quien se adentra en el mundo del sotol.
¡Salud!
