Familiares y amigos lloran la muerte de Valeria en su domicilio ubicado en Torres del PRI
Una cruz formada con cal y una veladora encendida en la entrada de su casa, son el recordatorio de la tragedia ocurrida horas antes.
“La sangre corrió hasta acá, aquí se alcanza a ver todavía. Era una niña, no se me merecía esto”, menciona uno de los mejores amigos de Valeria, la estudiante de preparatoria que fue victimada a balazos el pasado martes por la noche en la colonia Torres del PRI.
El adolescente señala con su dedo índice derecho el punto exacto donde la tierra cambia a una tonalidad rojiza. Ahí quedó tendida la jovencita, quien de un segundo a otro cortó todos sus sueños.
Un hombre llegó a buscarla a su humilde vivienda y le gritó por su nombre. “Soy su tío Juan”, dijo. Le hablaron y una vez que salió, el hombre confirmó que se trataba de ella.
La madre de la jovencita salió tras su hija y escuchó cuando la menor preguntó: “¿Quién eres? Yo no te conozco”.
Entonces el sujeto sacó de entre sus ropas un arma de fuego y apuntó directo a la cabeza de la adolescente, para luego realizar los disparos que le arrancaron la vida en un instante.
El gatillero abordó un automóvil donde otros hombres lo esperaban y se dieron a la fuga, sin que las autoridades hayan reportado su captura hasta la mañana del miércoles.
Mientras la mano asesina seguramente pasea campante, el dolor invade a los familiares y amigos de Valeria. Su madre está destrozada anímicamente y no concede una entrevista. Sus amigos en cambio, rodean la cruz donde pereció la alegre muchacha. No quieren despegarse del lugar.
Uno de ellos saca un periódico local donde muestra la foto de ella en el piso, ensangrentada.
“Era una menor, ¿por qué la exhiben así? No pueden hacer eso”, dice con coraje. Agrega que es muy triste darse cuenta que de repente Valeria ya no está con ellos. Menciona que era su mejor amiga y paseaban por muchas partes, que acudían a fiestas y siempre platicaban.
“Yo siempre la cuidaba mucho, siempre”, narra al tiempo que no puede ocultar cómo se le llenan sus ojos de lágrimas.
“Era como mi hermana, pero ya desde que andaba con su novio ya fue menos, era chidota”, externa.
Otros de sus amigos indican que Valeria gustaba de practicar ejercicio, acudía con regularidad a un gimnasio, pero también la gustaban deportes como el volibol, futbol y basquetbol.
Había terminado el primer semestre de preparatoria y estaba por iniciar el segundo en los próximos días, pero eso ya no fue posible.
“Yo la conocía desde que teníamos 8 años, aquí en la colonia jugábamos”, menciona otro adolescente, quien no se explica cómo pudo ocurrir un asesinato así de cruel, contra alguien tan indefenso.
Finalmente mencionan que les parece extraño que otras mujeres hayan sido atacadas ayer mismo en la ciudad, donde también señalaron que los agresores huyeron a bordo de un automóvil con características similares.
Creen que pudieron haber sido los mismos asesinos en todos los casos, pero eso le tocaría determinarlo a la autoridad investigadora.
