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¿Te gustan las semitas? – Norte de Ciudad Juárez

Don AMLO sentenció a los gabachos que si no le bajan, les pedirá a los mexicanos allá que no voten por los republicanos

Recuerdo a mi tío Elizardo llegando a la casa un domingo por la mañana con una cajita, tal vez era un recipiente de latas, pero la convirtió en un canasto para depositar pan dulce, llevaba un papel color arena como protección para que no se contaminara con el cartón y ahí al menos había una docena de piezas.

Elizardo era de los hermanos que frecuentaban a mi madre, para lo cual tenía que atravesar tres colonias de la periferia y así de infantería, no dudaba en “darle la vuelta” a doña Chole, mujer soltera con cinco hijos y con una casa ubicada en la esquina de Ciudad Juárez. Ella se congratulaba cuando recibía la visita pero se sentía mejor cuando aportaban algo para los vástagos.

Su servidor nunca entendió cómo o por qué habiendo donas, roles glaseados y conchas, mi madre escogía una semita. Esta se caracteriza por ser básicamente un pan blanco con poca azúcar y canela. En la estufa ponía a hervir un sartén con agua y de ahí se preparaba un café, en tiempos de los 90s nunca le gustó el microondas, pues decía que no mataba los microbios, por lo que siempre, el agua era de la estufa y así comenzaba esa maridaje entre la semita y el café negro.

Reiteradamente observé esta pasión por disfrutar ese insípido pan, pero a mis años yo no podía explicarme cómo se podía sustraer de la repostería tan tranquilamente. ¿Cómo detenerse ante el impulso de comerse un cortadillo y cambiarlo por un pan sin chiste?

Tuvieron que pasar muchas cosas como su propia muerte y hacerme viejo para entender su conducta. Desde mi perspectiva epistemológica y atendiendo a la memoria de los clásicos  Émile Durkheim, Karl Marx y Max Weber, creo que la libre manifestación de las ideas, nunca es un evento espontáneo. En serio creo que el pragmatismo es quien te va marcando el rumbo y quien provoca esas reacciones hacia la otredad. Hay que tener una visión holística sin dejarnos llevar por un pensamiento sintetizado, ramplón, porque “ser es pensar”, decía Hegel.

¿Qué les estaba diciendo? Ah, que debo sentenciar a través de mi perspectiva la razón por la cual mi madre consumía semitas. Creo que en la juventud tenemos no solo energía, sino un buen estómago. Por ejemplo, el ritmo de la sexualidad disminuye considerablemente y en lugar de estar preocupado por si ya cumpliste con el débito, carnal, estás entretenido sacando la basura y por que los perros no volteen los tambos.

El hecho de consumir un pan sin adornos es un sinónimo de que ya lo hiciste infinitas veces cuando fuiste pequeño, ahora los años catequizan en torno a tu visión de las cosas. Es decir, te haces viejo y ves las cosas diferentes. En lugar de irte a El Chamizal a disfrutar de adrenalina en el auto junto a la novia, te vas a la cama a escuchar los ronquidos del viejo.

Cuando la Generala escogía la semita, no entendía el por qué de su calma al morderla y la parsimonia al menear el café. La respuesta es que ya estaba entrada en años.

Cuando eres joven todo lo quieres en abundancia, rápido, y el placer se convierte en algo repetitivo y de concurso. El sistema de respuesta en el cerebro responde a los estímulos y segrega dopamina, aquello se convierte en un gancho insaciable.

Pero al pasar de los años eso se agota, luego te das cuenta ya que estás más preocupado por jalar las cortinas, poner el pasador y pagar los recibos. Eso implica que indudablemente ya estás viejo.

Ya estás viejo cuando la gotita traicionera no es contenida por la trusa y se asoma a la superficie. Por eso se escogen las semitas –deben de existir excepciones– porque ya te comiste todo el dulce cuando fuiste pequeño, ahora se requiere cuidar el azúcar, la grasa, el picante y torear al viejo mandón y macho de closet.

Don AMLO sentenció a los gabachos que si no le bajan, les pedirá a los mexicanos allá que no voten por los republicanos. Un día también le dijo a los narcos que los acusaría con sus mamás, con sus papás, con sus abuelos. Indudablemente si mi tío Elizardo le pusiera la caja con pan, elegiría muchas semitas.

De joven, cirquero, y de viejo, payaso, dice el licenciado Varela.

*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.

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