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Inundan cruceros migrantes limpiavidrios – Norte de Ciudad Juárez

Recién deportados por Título 42, buscan la forma de obtener dinero para sobrevivir

Los cruceros cercanos al río Bravo se han convertido en punto de reunión de migrantes varados en la frontera, ante las políticas restrictivas para poder cruzar a solicitar asilo político a Estados Unidos.

Todos están en busca de recursos económicos que les puedan ayudar a sobrevivir en esta ciudad, ante la imposibilidad de irse pronto o que han sido recién deportados por Título 42.

Por ejemplo, en la intersección de bulevar Bernardo Norzagaray y calle Oro, en la colonia Bellavista, se observaron este mediodía entre 20 y 30 personas dotadas en su mayoría de artefactos para limpiar vidrios.

Una vez que a los automóviles les toca semáforo color rojo, un mar de venezolanos los rodean, con el objetivo de ofrecer sus servicios de aseo a los parabrisas.

En algunos casos solamente sueltan el chorro de agua con jabón, para luego proceder a quitar con fuerza la suciedad de los cristales.

No piden permiso, al estilo de algunos limpiaparabrisas que ya trabajaban en la zona desde antes.

Policías municipales y de otras corporaciones, les permiten a los migrantes operar en las calles de esa manera para que puedan conseguir algo de dinero producto de las propinas de los automovilistas.

Otros migrantes tienen ya sus trabajos formales en la ciudad y unos más operan de igual forma en locales comerciales o puestos, así como en bodegas.

Recién deportados por el Título 42, se han visto obligados de igual manera a buscar emplearse en la informalidad.

“Yo estoy en el mercado descargando costales de cebollas de 6:00 de la mañana a las 9:00 de la noche”, afirmó Mayke Aragort, venezolano de 25 años.

Explicó que no todos los días labora en dicho lugar, pero de esa manera puede obtener hasta 400 pesos diarios, con los cuales se da el lujo en ocasiones de estar en un hotel, pero otras veces simplemente se queda a dormir en la calle.

“Ahorita me dijeron que estaban dando comida y vine a este lugar, me llevo también dos camisetas”, afirmó en el exterior de un local de una organización religiosa que auxilia a migrantes.

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