Por Homero Hinojosa |
Hay que vivir el aquí y el ahora, nos dicen los optimistas. Hay que vivir intensamente la Navidad –aquí y ahora– podríamos agregar.
Pero, ¿por qué resulta tan difícil lograr desprender a los niños y jóvenes de sus teléfonos en la cena de Nochebuena o en la comida de Navidad para que se integren a la conversación y convivencia familiar?
No le echemos a esta generación toda la culpa por este distanciamiento familiar-social. Pensemos si muchas veces los adultos buscamos que se mantengan entretenidos y ocupados mientras nosotros conversamos ciertos temas en donde preferimos que no participen.
La tecnología móvil puede ser un peligroso factor de desconexión hoy en día, sin duda. Muchos padres de familia coinciden que no se debería permitir que los niños y adolescentes abusen de sus teléfonos en las reuniones familiares en donde están presentes nuestros seres queridos. ¿Cuánto tiempo más tendremos la oportunidad de convivir con los abuelos y disfrutarlos?
Y en esto los padres parecen tener razón. Los teléfonos pueden distraer a los niños de un momento de oportunidad para convivir y conocer más historias divertidas de la familia. Tener que platicarles más tarde lo que se conversó resulta muchas veces una tarea ilógica. “Se pasó el tiempo, transcurrió el momento, te lo perdiste…”.
Hemos escuchado muchas advertencias de expertos en las cuales nos dicen que los teléfonos pueden afectar negativamente la forma en que los niños interactúan socialmente y les puede crear una especie de “déficit social”. Si están constantemente conectados a sus dispositivos móviles pueden llegar a tener dificultades para desarrollar habilidades sociales y relacionarse menos con otras personas.
Ello sin contar con la posibilidad de que esto se vaya convirtiendo en una adicción por la tecnología móvil. El uso continuo de TikTok, Instagram y WhatsApp puede afectar negativamente la salud. Está demostrado. El uso excesivo de los teléfonos móviles causa fatiga visual, pérdida de atención severa y problemas de postura.
¿Qué tan importante es limitar el tiempo que los niños pasan con la tecnología para proteger su salud? A cada padre de familia le corresponde hacer este análisis con base en el comportamiento y señales que observe de los menores. Sumar a un terapista o coach en esta evaluación no parece ser una mala idea.
Es importante tener en cuenta que NO es necesario prohibir completamente el uso de los teléfonos en las reuniones familiares. Podemos pedirles, por ejemplo, que tomen fotos con su iPhone y las compartan en el grupo familiar en WhatsApp. Es decir, resulta más relevante involucrar la tecnología móvil en el evento de una manera creativa e inclusiva, pero también establecer límites claros y normas en su uso.
Estas fechas son una oportunidad para trabajar en la interacción con los hijos en nuestros espacios de convivencia. Llegar al extremo de mandarles un mensaje por WhatsApp en la cena de Nochebuena para avisarles que ya está servido el pavo puede ser una práctica cómoda y representa el menor esfuerzo.
Sin embargo, el reto está en integrarlos lo más posible a la reunión trabajando en ello desde antes de su celebración.