“Todo el olor del drenaje se sale por la taza y por el lavabo”, denuncia una vecina del sector
Riveras del Cubilete es una calle de Riberas del Bravo que rodea un parque descuidado, con árboles secos, jueguitos en mal estado, cercas improvisadas con llantas, un poco de basura y hasta el cuerpo sin vida de un gato; sin embargo, el parque no luce tan agraviado como la calle, en la que resulta prácticamente imposible transitar.
A ambos lados del parque, Riveras del Cubilete luce dos socavones precedidos por terracería. Uno de ellos aproximadamente de 10 metros con una generosa cantidad de agua verdosa acumulada, que refleja varios días de estancamiento.
Únicamente los camiones, debido a su tamaño, se permiten la osadía de cruzar por el menos amenazante de estos, pero quienes viven en las calles aledañas no tienen otra opción que no sea rodear, pues corren el riesgo de que su automóvil se quede atascado en el lodazal o de comprometer la suspensión de este.
Pareciera que los socavones están determinados a complicar la existencia de quienes viven a unos metros de ellos; es como si coartar su derecho al libre tránsito no les fuera suficiente, porque en colaboración con el deteriorado sistema de drenaje, causante del estancamiento del agua, se encargan de que el mal olor llegue hasta dentro de las casas.
“Yo vivo aquí en la segunda casa y todo el olor del drenaje se sale por la taza, por el lavabo y todo. Hay una alcantarilla abierta y esto siempre pasa cuando el agua se queda estancada mucho tiempo”, relató Elizabeth, quien vive junto a Riveras del Cubilete desde hace cinco años. Agregó que desde entonces la calle ya se encontraba en esas condiciones.
“Está todo culero. Yo siento que esa agua es de lluvia, pero a veces no llueve aquí. Quién sabe de dónde sale, pero huele bien feo”, mencionó Isaac, quien padece el mismo problema que Elizabeth, aunque el solo ha vivido ahí desde hace tres meses.
Él es prácticamente un recién llegado, y conduce un camión de transporte de personal para ganarse la vida, el cual ya se ha llevado algún golpe porque Isaac trató de sortear uno de los socavones.
Elizabeth dijo que ha considerado tomar algunas fotografías y subirlas a sus redes sociales para hacer visible ante la sociedad las condiciones de la Riveras del Cubilete, que tantas molestias les ocasionan. Isaac comentó que hace aproximadamente un mes algunos vecinos se organizaron para reunir algunas firmas y acudir ante las autoridades correspondientes.
Ambas acciones representan un grito de auxilio, una luz de bengala en el cielo que suplica ayuda. La paciencia de Elizabeth y sus vecinos ya no puede prolongarse por mucho tiempo más.
Esos dos socavones alrededor de parque más cercano y esos lodazales en aquella devastada calle permanecerán en ella hasta que se le rescate del abandono.
