La familia Sáenz mantiene intacta su receta creada hace más de 50 años y sigue deleitando los paladares de los habitantes de la frontera
Una receta en la elaboración del pan de Rosca de Reyes que no ha cambiado y que no tendría por qué cambiar, porque ya se ha convertido en toda una tradición juarense, es la de la familia Sáenz.
La receta lleva más de medio siglo intacta en la familia, indicó la señora Margarita Sáenz, quien desde hace 35 años es la matriarca de la dinastía panadera “Rosa de Oro” y “Espiga de Oro”, iniciada por su padre, Manuel Sáenz, en 1949.
“Me siento muy contenta, me gusta mucho mi trabajo porque fue una herencia de mi padre. Aquí las roscas que tenemos ahora se rellenan de cajeta, de mermelada de manzana o coctel de durazno. Primero se prepara la masa, como si fuera para la esponja, pero con sabor a naranja. Hay de 250 gramos, 500 y de 1 kilo”, comentó.
Fernando Sáenz, hermano de Margarita, sostiene que aun cuando se han agregado elementos como el relleno, la elaboración de la masa que da forma a este tradicional pan, sigue siendo la misma que heredaron de su padre.
Además de estar rellenas, las roscas se decoran con elementos tradicionales, como dulces, frutas, una pasta especial y azúcar glas. Deben lucir como una corona de reyes, donde las frutas representan joyas incrustadas; y no pueden faltar los tradicionales muñecos que representan al Niño Dios, explicó.
“Nosotros vendemos alrededor de cien chicas, cien medianas y cien grandes; a lo mejor un poquito más las otras sucursales”, comentó Margarita, desde su panadería ubicada entre las calles Simona Barba y Plutarco Elías Calles.
También mencionó que, aunque la venta de roscas comienza desde los primeros días de enero, es el día seis cuando las ventas llegan a su punto más alto.
Cada año la inflación hace que se incrementen los precios de los insumos para elaborar la rosca de reyes, aunque eso es algo que mantiene sin cuidado a la familia de Margarita, pues mientras la gente acuda a su panadería cada seis de enero, el legado y las recetas de su padre mantendrán los hornos encendidos.
