Consumidor de heroína señala que no tienen forma de saber si les adulteran las dosis, ya que se requiere de analizar la droga
Dejar las drogas ha sido casi imposible para Rogelio, quien tiene 13 años luchando contra su adicción a la heroína.
Apenas un año después de haber empezado a consumir la sustancia, decidió dejarla a través de un medicamento sustituto conocido como metadona, sin embargo, el tiempo ha pasado y sigue sintiéndose esclavizado.
Menciona que acudía a una clínica ubicada en el suroriente de la ciudad, pero hace unos dos meses la cerraron y los cientos de usuarios de heroína que acudían allá, se quedaron igual que él, a la deriva.
Comenta que al ya no tener acceso a la metadona, su cuerpo le volvió a exigir y recayó en el uso de la heroína.
Indica que antes de probar la droga vivía solo y un primo que ya era adicto empezó a visitarlo, con lo cual tuvo el primer contacto con dicho opiáceo. La probó por curiosidad, pero rápidamente se convirtió en algo imprescindible. Después se juntó con una mujer también adicta, con la cual procreó hijos.
“Andábamos los dos prendidos de la droga”, refiere.
Rogelio se acercó en los últimos días a la Unidad de Usuarios de Heroína ubicada en donde antes fue el Tribunal para Menores, sin embargo, no ha podido integrarse a los programas, porque no tiene los recursos económicos para realizar los trámites.
Explica que debe gastar alrededor de mil pesos, entre el examen clínico que le solicitan y un pago por integrarse.
Los otros se han ido muriendo
El hombre de 45 años menciona que en los últimos meses, conocidos suyos que también usaban heroína han ido muriendo, pero no sabe si fue por simple sobredosis o por daños por posible fentanilo, como algunos han estado diciendo.
Dice que no hay forma de saber si es verdad que los vendedores de droga le están agregando fentanilo a la heroína, porque para eso tendrían que hacerle estudios de laboratorio a las dosis que se inyectan.
“La verdad que no sabemos si es cierto que le están metiendo fentanilo a la chiva, tendríamos que hacerle examen de laboratorio, pero la neta, po’s cómo”, subraya.
“Varios se han muerto de mis compas, pero a lo mejor es nomás sobredosis o que le combinan alcohol, porque no se debe hacer eso”, afirma.
Finalmente comenta que las autoridades deberían ampliar la capacidad de las clínicas para atender a los adictos que quieren rehabilitarse y establecerlas en diferentes rumbos de la ciudad, para que sean accesibles.
Dice que sería mejor que fuera el Gobierno quien atienda el problema de la drogadicción, porque se garantizaría que lo atendieran personas profesionales, ya que en los centros de rehabilitación generalmente son los mismos adictos quienes dan supuestas terapias o privan de cosas a los internos y en lugar de lograr un cambio positivo para que se alejen del consumo, lo que hacen es causarles resentimiento.