Por Martín Orquiz |
Será hasta dentro de dos años cuando culmine la construcción de colestores y otra infraestructura en el poniente de la ciudad para prevenir los derrames de aguas negras ya que los trabajos comenzarán en abril de 2023 y se prevé que terminen en octubre de 2024, informó el director ejecutivo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento, Sergio Nervárez Rodríguez.
Se trata de una megaobra para construir cuatro colectores que están prácticamente destruidos, por lo que cuando se registran precipitaciones pluviales hay derrame de aguas negras por las calles y hasta el río Bravo; los trabajos tendrán una inversión de 26 millones 900 mil dólares.
El plan inicial contempla a los colectores Norzagaray y Nadadores, para seguir con los del Arroyo de las Víbora y Arroyo del Mimbre.
“En abril empezamos la construcción, va a durar 18 meses y es de 12.5 kilómetros lineales de colector”, informó Nevárez Rodríguez.
Señaló que se trata de una infraestructura subterránea y profunda (canalizada), con eso se va a arreglar el problema del colector y el desfogue de drenaje al río Bravo.
Durante los 18 meses que durará la obra, dijo, el tráfico por la zona seguirá abierto, pero se deberá transitar con mucho cuidado.
“Todas las obras causan muchas molestias, pero no se pueden realizar de otra forma y hay que tomar en cuenta que se trata de una estructura de casi 2 metros de diámetro”, expuso.
La Comisión Nacional de Agua (Conagua), informó a mediados de este año que la Junta Central de Agua y Saneamiento (JCAS), la JMAS y Banobras financiarán cinco diques con 477.1 millones de pesos, mientras que el Gobierno Federal proveerá los recursos para la canalización del Arroyo de Las Víboras.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, a través del Banco de Desarrollo de América del Norte, destinó 11.5 millones de dólares a fondo perdido para la JMAS, recursos que fueron condicionados a la obtención de un crédito por 4.5 millones de dólares con un plazo de un año y un día.