Miles de mujeres y algunos hombres llenaron la Plaza del Ángel, quebraron vidrios de edificios públicos y recibieron gases desde el interior del Palacio
Chihuahua – Los colectivos de mujeres tomaron por asalto su 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, con marchas, pintas, quiebra de vidrios e intentos por tomar el Palacio de Gobierno.
Fue la otra cara del “Día Morado”: en las primeras horas de la mañana, el día estuvo lleno de festejos organizados desde el oficialismo, con actos donde abundaron los pronunciamientos en favor de la equidad de género y la no violencia contra la mujer.
Incluso, se aprobaron reformas para solicitar al Senado de la República el agravamiento de las penalidades contra quienes agredan a mujeres menores de edad.
Un día plomizo predominó con cielo a medio nublar, clima agradable y sin viento, pero no fue así el ánimo entre un horario y el otro.
Todo ese aparato oficial se había ido para cuando las organizaciones de la sociedad civil comenzaron a llenar la glorieta de Pancho Villa, como se le conoce popularmente, para luego marchar en dirección al centro hasta congregarse en la Plaza del Ángel, frente al Palacio de Gobierno.
La avenida Universidad, una de las más saturadas de la ciudad, lució pletórica de mujeres, la mayoría, ataviadas con pañoleta color morado; algunas más, con el rostro cubierto y la mayoría de ellas, portando pancartas donde se podían leer frases en contra de los gobiernos de todos los tipos y órdenes.
A su paso, grupos de manifestantes grafitearon las estaciones del sistema de transporte Bowí, que había dejado de circular desde media tarde.
La pinta siguió hasta llegar a la Plaza Hidalgo, la que separa al Palacio de Gobierno de la Rectoría de la UACH. Ahí, grupos de manifestantes quebraron cristales de las ventanas de ambos edificios y pintarrajearon las puertas y paredes exteriores.
Avanzada la tarde y con las arengas cada vez más subidas de tono, comenzaron a empujar la puerta sur del Palacio, la que da a la Plaza Hidalgo, con la intención de abrirla por la fuerza.
Cuando ya habían arrrancado parte de la cubierta de madera de la puerta, los agentes que resguardaban el edificio desde el interior dispararon gases lacrimógenos para dispersar la manifestación.
La versión corrió tan rápido como la nube de gas, lo que provocó que una nutrida manifestación que caminaba por la calle Victoria en dirección al Palacio cambiara su curso y regresara a la Plaza de Armas.
Cuando pasaban las 6:300 de la tarde, las plazas recuperaron parte de su cotidianeidad, pero no quedaron sin su respectivo recuerdo del 8 de marzo.