A través del olfato, los lomitos son capaces de identificar los altos niveles de cortisol
Dicen que todo se parece a su dueño, y este es el caso, una nueva investigación muestra cómo el estrés que vivimos día a día también puede llegar a afectar a nuestros perros con comportamientos que van desde estar irritado hasta perder el apetito.
De acuerdo con una publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el estudio “Long-term stress levels are synchronized in dogs and their owners”, realizado por la Universidad de Linköping en Suecia, revela que los perros pueden contagiarse del estrés que padecen sus dueños.
A través del olfato, los lomitos son capaces de identificar los altos niveles de cortisol, una hormona que se produce en momentos de estrés y ansiedad, lo cual contribuye al contagio emocional a través de sus dueños, señaló la profesora Sofía Rodríguez Viniegra de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.
Los perritos no solo aprenden el lenguaje no verbal de los humanos, sino que también detectan el estrés a través del olfato por lo que pueden adquirir ese estado de ánimo de sus dueños, señaló la médico veterinaria Sofía Rodríguez Viniegra.
Estos son los distintos comportamientos por los que puedes identificar el estrés en tu fiel amigo.
Dar vueltas
Gruñir
Irritarse
Lloriquear
Perder el pelo o el apetito
Rascarse en exceso
De todos es sabido el intenso estrés que padecimos tras casi dos años de encierro a causa de la pandemia por Covid-19, situación que generó diferentes trastornos en los seres humanos.
La maestra de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia señaló que es importante buscar alternativas para evitar que el perro perciba el estrés del humano y se vea afectado.
Por lo que señala que, si nuestra mascota ya se encuentre estresado, se pueden realizar algunas actividades para reducir su tensión, como:
Acariciarlo
Darle masajes
Jugar con él
Proporcionarle un espacio tranquilo y sin ruidos fuertes.
«Es vital que los dueños tomen medidas para minimizar el estrés en sus hogares, no solo por el bienestar de sus mascotas, sino también por su propia salud», indicó la profesora Rodríguez Viniegra, de la UNAM.