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¡Ay, los taxistas! – Norte de Ciudad Juárez

Los autos de plataforma digital no puede ingresar a los terrenos de los aeropuertos, por lo que uno se ve obligado a usar taxi, que son muy caros

Compré un viaje “barato” por Aeroméxico el cual hace una escala en la CDMX y debo de esperar 25 horas para retomar el vuelo a Los Cabos. Por fin a las 7:30 de la noche abordé el avión y llegué a las 23:30 horas, tiempo de Los Cabos. Esta aerolínea es una especie de “lujo de México” te cobra casi 7 mil pesos y a cambio te da un paquetito enano de cacahuates y un vasito de refresco de menos de 10 onzas.

Ya en el aeropuerto de San José del Cabo (está antes de llegar a Cabo San Lucas) nadie se puede quedar adentro, como en cualquier otro aeropuerto del mundo. Básicamente te echan a la intemperie y te dejan al lado de las jaurías de los taxistas, solo hay un grupo y ellos mandan, en ningún lado de este país son débiles y maniobran en todos los aeropuertos haciendo que el cliente pague una condena por andar queriendo viajar, pa’ que aprenda, por si se le vuelve a ocurrir.

La mafia consiste en que no hay forma de salir del aeropuerto pasadas las 23:30 horas, ni siquiera hay bancas para pernoctar. El caso es que estás condenado a pagar un carro de taxi. Escuché a una compungida madre que viajaba con dos hijos y su marido, preguntó que cuánto era por salir del aeropuerto, el viaje le costaría 900 pesos, ya que según la patrona de los choferes, estaban cobrando por persona.

No hay forma de que los Uber entren, así como en la mayoría de los aeropuertos y centrales camioneras del país. El sistema digital ha cometido un error histórico: cobrar más barato y por eso tienen que pagar una pena, se lo merecen por andar queriendo un México mejor. ¡A quién se le ocurre! En Ciudad Juárez hemos visto peleas épicas entre unos y otros, pero los que siempre pierden a la hora de los trancazos son los Uber, los taxistas son como la porra del Querétaro.

Para mi infortunio tuve que contratar el taxi oficial, “400 pesos es lo menos” (solo por sacarte del aeropuerto y arrimarte al pueblo). El chofer es de la zona, habla con una prosodia muy parecida al señor de las mañaneras, pero este es un morenazo con el ombligo saltón, y para su servilleta es la única opción, no tengo reservación y no sé a dónde llegar, por lo que le pido al nativo de la zona que me deje en cualquier hotelucho, en menos de 10 minutos ya estamos en el centro del pueblo de San José del Cabo, es decir, 400 pesos por 10 minutos, además el mismo chofer me informa  que están esperando un vuelo más, o sea, que está en muy buen tiempo para regresar y aventarse otro viaje, no menor a 400 pesos, si es una familia, digamos de 6 miembros, la ganancia es redonda, ya que se cobra por pasajero.

Al siguiente día abro los ojos y pareciera que estaba en el Motel La Cuesta, rodeado de calles sin pavimentar y con un jabón chiquito en el peinador. Pido un Uber, requiero irme a la playa principal que queda a una distancia de 30 kilómetros, en tiempo implica alrededor de 40 minutos, el cobro son 459 pesos. Observe usted la contrariedad de la extensión territorial y el pago, hay un contraste que merece ser resaltado. Es decir, es un acto vilmente usurero lo que hacen los taxistas que en México representan una tradición del “robo en despoblado”. Ese es el país que no extrañamos porque no se ha ido, espero que en el AIFA se tomen en cuenta estos detallitos, ya que trasladarse del AIFA a la zona centro de la CDMX es como hacer otro viaje. No quiero pensar cuánto cuesta un taxi que no sea de plataforma.

Imagínese, alguien que se traslade por una urgencia médica y que use el taxi, a ello súmele el vaso de café a 90 pesos, un refresco en 60, y si se atreve a comer algo, mejor llévese algún artículo para dejarlo en prenda.

Afortunadamente la vida me ha dado bastante para decir que aunque los taxistas ganen mucho dinero, nunca sería uno de ellos. También lo puedo pagar, pero no por eso debo de estar muy cómodo viendo cómo una bola de zánganos ganan, como la ley del azadón, con puro jalar pa’ca.

Oráculo de Delfos

Hoy sábado recogí a una estimada amiga en el aeropuerto de Ciudad Juárez. Como lo dije, los Uber no pueden entrar, y la carretera aledaña al complejo (fuera del aeropuerto) está colmada de taxis de plataforma de aplicación telefónica, esperando a sus clientes.

*Los comentarios del autor son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la visión del medio.

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