Narra migrante venezolana que sujetos subieron a La Bestia para quitarles dinero y teléfonos, pero terminaron severamente golpeados
Cuando delincuentes atacaron a los migrantes en el trayecto por el estado de Chihuahua, estos últimos se defendieron y terminaron arrojándolos al suelo mientras La Bestia seguía en movimiento.
Entrevistada en las instalaciones del Consejo Estatal de Población (Coespo), “Ana María” narró el terror que sintió cuando tres tipos abordaron el ferrocarril en su camino por la entidad.
Mencionó que sintió mucho miedo porque traía a sus dos hijos pequeños con ella y pensó que podía ocurrir lo peor.
Dijo que afortunadamente los migrantes fueron advertidos que en una zona ubicada pasando la ciudad de Chihuahua, era común que asaltantes subieran a despojar de sus pertenencias a quienes viajan en el ferrocarril como polizones.
Comentó que sus paisanos venezolanos subieron una buena cantidad de rocas, para utilizarlas en caso de ser necesario.
“Fue pasando Chihuahua, tres hombres subieron al tren armados para asaltar gente”, señaló.
Agregó que uno de los delincuentes portaba una pistola, otro un cuchillo y otro un palo.
Indicó que fueron amagándolos para quitarles dinero y teléfonos celulares, pero algunos de los migrantes se armaron de valor y los confrontaron.
Narró que lograron sujetar a las personas y someterlas a golpes.
“Algunos dijeron que la pistola que traía el hombre era de juguete pero yo la vi muy real”, anotó.
Señaló que agredieron severamente a los presuntos asaltantes, haciéndose justicia por su cuenta, luego de lo cual entre varios migrantes arrojaron a los tipos a un lado de las vías, mientras el ferrocarril seguía su camino.
Dijo desconocer si los hombres habrían perdido la vida o solamente habrían quedado lesionados.
Aseveró haber tenido mucho miedo, por sus pequeños hijos.
Mientras la mujer daba la entrevista a Norte Digital, uno de sus hijos comenzó a llorar.
¿Por qué llora el niño?, se le pregunta.
“Es que quiere que le ponga los tenis que le acaban de regalar”, responde.
Y tiene razón. Apenas le empieza a colocar el calzado, el pequeño dibuja una sonrisa, como si todo peligro hubiera quedado atrás.
