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Muerte y vida en Wislawa Szymborska

Aquel cartero italiano que conoció a Pablo Neruda, quien decía que los versos son de quien los necesita. Ahí está la poesía de Szymborska para quienes la necesitemos

No puede hablarse de la poesía en Wislawa Szymborska (Kórnik, Polonia, 1923-2012, Cracovia, Polonia) en apenas unos párrafos, por lo que en esta entrega me centraré solo en uno de sus poemas, “Sobre la muerte sin exagerar”, que se publicó en el poemario Gente en el puente (1986). Esta escritora ganó el Premio Nobel de Literatura en 1996 y cuando ganó, se destacó de ella su “poesía que, con irónica precisión, permite que el contexto histórico y biológico surja a la luz en fragmentos de la realidad humana”.

En el poema “Sobre la muerte sin exagerar” se muestra a la muerte como un personaje algo torpe, muestra su debilidad porque no es infalible, además su incapacidad e ignorancia para toda aquello que le sería menester como cavar una tumba o elaborar un ataúd; la voz poética la critica porque dice que es muy desordenada, como si no tuviera un sistema y parece que apenas está aprendiendo; a veces no puede matar ni a una mosca.

Es cierto que a muchas personas les asusta hablar de la muerte, pero nos dice Szymborska en unos versos: “No hay vida/ que no sea, aunque solo un instante,/ inmortal”. Cualquier vida por más corta o más larga, por más rica o más pobre, por más espléndida o más miserable, tiene instantes de inmortalidad, ese momento en que todo parece detenerse, quizá un beso o una sonrisa, el abrazo del reencuentro, contemplar el sueño plácido de un hijo, el momento en que algo nos ha salido bien. Hablar de la muerte, por tanto, es también hablar de la vida.

Esto último se puede subrayar con el final del poema: “Lo que alguien haya logrado/ eso, ya no se lo puede quitar”.

Se habla de que al morir, nadie puede llevarse nada, es verdad; sin embargo, sí podemos dejar algo, algún buen recuerdo, una imagen, una fotografía, un árbol plantado en un jardín que hizo al mundo un poco más verde, dejaremos quizá un verso para quien lo necesite, como aquel cartero italiano que conoció a Pablo Neruda, quien decía que los versos son de quien los necesita. Ahí está la poesía de Szymborska para quienes la necesitemos.

*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.

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