Migrante venezolana de 14 años nunca imaginó que fuera a tener la calle como su hogar; sueña con ser abogada y política, pero primero anhela reunirse con su madre
Ana de Dios Pavón de Caires no sólo anhela reunirse con su madre que ya cruzó a Estados Unidos, sino que sueña con un mejor futuro para los latinoamericanos.
Apenas tiene 14 años, pero ya se ve como una consumada abogada, defensora de los derechos humanos y eventualmente como una política que luche realmente por el bien común.
También considera la idea de ser cantante, al tiempo que convive con su hermana de 12 años bajo la sombra de la carpa donde han permanecido durante semanas en situación de calle.
Mientras arma un rompecabezas dentro de una diminuta tienda de campaña, en el campamento colocado frente a la estación migratoria en que murieron 40 migrantes, menciona que también sueña que su país Venezuela obtenga la libertad y así un día poder regresar.
La adolescente nació en San Cristóbal, estado Tachira, Venezuela, pero cuando tenía 12 años salieron con rumbo a Perú.
Estudió hasta sexto grado de primaria en Venezuela y en Perú un grado de secundaria.
“Al principio fue muy duro (en Perú) porque mi papá no conseguía trabajo, nos tocó desde cero, vendiendo caramelos en la calle”, recuerda.
Afirma que luego su padre siguió vendiendo aguas y refrescos en la vía pública también, pero ya con un mejor ingreso, de tal manera que pudieron pagar la renta de una vivienda.
En plena época de pandemia por el Covid, le tocó estudiar virtualmente el primer grado de secundaria, sin embargo, fue difícil tener la tecnología y tuvo que suspender la escuela.
La adolescente de 14 años caminó nueve días por la selva, donde estuvo tres días sin probar alimento, donde también le tocó ver decenas de cadáveres de migrantes e incluso vio sucumbir a una mujer adulta que sufrió un infarto.
“Todos los muertos que quedan, ahí hay que dejarlos, porque no hay forma de enterrarlos, ahí se los comen los animales”, menciona entristecida.
Se separa de su madre
Cuando llegaron a Ciudad Juárez y empezaron a familiarizarse con la aplicación de CBPone, cometieron el error de programar mal la cita y únicamente registraron a su mamá, de tal manera que solamente ella pudo cruzar a Estados Unidos. Hace dos meses la vio por última ocasión.
Recuerda que de todas formas se presentó su padre, ella y su hermanita, suplicando que los dejaran entrar a los cuatro, sin embargo, los agentes de migración norteamericanos les negaron esa posibilidad.
“Le dijeron ‘no señora, usted entra sola con su cita o si no se devuelve con su familia’”, de tal manera que ahí se separaron.
Cada vez que Pavón de Caires se levanta, observa el edificio donde perecieron 40 migrantes. Ella se encuentra frente al inmueble desde el siguiente día de ocurrida la tragedia.
Estaba con su padre y hermana en un albergue y al enterarse de lo ocurrido acudieron a ver de cerca. El dolor los consumió al conocer las circunstancias en las que murieron dichas personas.
“Dijeron que era un refugio y bajamos preocupados para el Centro y ya vimos que había bastantes personas”.
“Sentíamos esa tristeza, tan solo pensar que son migrantes, compañeros venezolanos que también venían por un sueño y no lo pudieron lograr, así como muchos que vienen en el camino”, subraya.
Ideas políticas
Añade que lo que más le duele de Venezuela, es que un grupo se apoderó de él.
“Me duele que se apoderaron de nuestro país, ya no tenemos país, los narcotraficantes que están mandando se lo apoderaron para ellos, todo se acabó”, indica.
Sin embargo, reconoce que algún día podría regresar si cambia el gobierno, tal vez con la intervención de Estados Unidos.
“Si va y tumba ese sistema sí regresaría, pero si sigue ese gobierno narcotraficante asesino no regresaría nunca”, comenta.
Sobre el término del Título 42, Pavón de Caires tiene esperanza de que se beneficie a muchos migrantes como ella y su familia, para obtener el tan anhelado asilo político.
Mañana será bonito
Sobre su canción favorita, refiere que es Mañana Será Bonito, de Carla Morrison y Karol G.
Se identifica por la situación que han vivido ella y su familia.
“Es necesario tener mucha fe”, subraya.
Dice así parte de la letra:
Porque mañana será bonito
Porque hasta el cielo vuelve azulito
Y to’a la niebla fue un ratito
Y nadie puede apagar tu brillo
Porque mañana será bonito
Porque el león solo era un gatito
Porque hoy el cielo se ve clarito
Y nadie puede apagar tu brillo
Agrega que ese mañana lo imagina siendo aceptada mediante la cita de CBPone, yendo a Estados Unidos, reunirse con su madre.
“Y abrazarla, darle muchos y besos y estar unidos en familia otra vez”, enfatiza.
Agrega que también busca seguir sus estudios, desde el nivel que se quedó.
“Me gustaría ser muchas cosas, ser cantante, también me gustaría ser política, ser abogada, porque no me gustan las injusticias, también defensora de los derechos humanos”, finaliza.