Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio
Recuerdo que en sus inicios el actual presidente de la República prometió llevar a la justicia a aquellos mandatarios que se sirvieron con la cuchara grande, no obstante, los presidentes más mencionados en sus acusaciones, hoy, en este momento están libres y viajando por el mundo; entran y salen del país como si trajeran una pulsera de invitados VIP.
Me llamó la atención por ejemplo, el encarcelamiento de Rosario Robles, una mujer que se había convertido en amiga del presidente Peña Nieto y que ahora está libre, pero en su momento todo apestaba a que era una venganza personal de Andrés Manuel por haberse brincado de las filas de la izquierda a las filas de los neoliberales.
Sin embargo, lo anterior es un asunto menor en comparación con el escándalo de Segalmex. En estos últimos tres sexenios no hay un escándalo en donde tantos millones se hayan desaparecido y no se ve que la justicia de AMLO se manifieste.
Este asunto queda sepultado ante las triquiñuelas que se han expuesto en los medios de comunicación sobre el repentino enriquecimiento de los hijos de Andrés Manuel. Pero no solo ellos se han beneficiado de estar cerca del poder, ahora sale a la luz pública que los hijos beneficiaron a los amigos cercanos también, mismos que se han hecho de jugosos contratos que cualquier hijo de vecino, ni en sueños podría alcanzar.
El periodista Carlos Loret ha lanzado un par de videos en donde exhibe la relación de estos nuevos empresarios que se han beneficiado, por ejemplo, con el desmantelamiento del aeropuerto que en su momento construía la administración de Enrique Peña Nieto. El periodista repasa con lujo de detalle la relación existente entre esta nueva gama de emprendedores que terminarán multimillonarios al final del sexenio.
Ante esta seria acusación, el presidente de la República ha respondido “¿y qué?”. No niega absolutamente ninguna acusación, pero si hubieran sido los hijos de Marta Sahagún o los familiares de Felipe Calderón o La Gaviota, yo no creo que un “¿y qué?” hubiera satisfecho la perra sed de justicia del candidato Andrés Manuel, pero ahora que se evidencia una red de tráfico de influencias encabezada por sus hijos y siendo presidente, esa perra sed se ha saciado con un ¿y qué?. Esto queda ungido con la popularidad de la que goza el ejecutivo, basta con salir a decir que sus hijos no son corruptos y todo queda lavado y planchado en una tintorería llamada La Mañanera.
El periodista Carlos Loret está retando al presidente de la República a una entrevista de persona a persona sin intermediarios. Tal vez si mi mamá viviera, me preguntaría que quién es más inteligente, el presidente o el periodista. La respuesta es lacónica: ni cómo defender a Andrés.
Algún día me preguntó mi madre que quién era más inteligente: Javier Alatorre o Vicente Fox. La respuesta que yo le ofrecí fue que por mucho, era Javier más inteligente que el presidente. El panista tenía un defecto enorme, ya que a veces era un verdadero animalito silvestre que se sostenía en dos patas.
Muchos años después, la pregunta de mi madre podría ser la misma, solo cambiando de personajes. Indudablemente, yo le apuesto al periodista.
*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.
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